Quiero recordarlo y pensar

Para los amigos de Jesse Ríos

Cuba no fue el país que lo vio nacer, pero sí el país que supo amamantarlo, por eso para todos es y será siempre uno de los grandes artistas cubanos de la generación del 70.

Hoy una llamada me llenó de tristeza, pero también de alivio: acababa el sufrimiento de nuestro amigo Jesse Ríos, por una enfermedad a la que siempre temió.

Hoy no quiero recordarlo como el gran artista, o como el maestro del pincel. Quiero recordarlo como el viejo amigo, el que siempre estaba.

Quiero recordarlo caminando de prisa por la calle Cuba en la Habana Vieja… de seguro habría salido un momento del taller Portocarrero para regalarle cartulina, óleo o pinceles, a algún pintor que lo necesitara… creo que muchos entonces continuaron su arte por las estrategias que Jesse tenía para burlar las escaseces… ya se las arreglaría él más tarde con Aldo para justificar que un amigo necesitaba algo que él no sabía esconder en el taller del Fondo de Bienes Culturales.

Quiero recordarlo con sus vicios y con los tormentos emocionales que nunca disimuló. Quiero recordarlo con su torpeza ante la llamada ética social.

Quiero recordarlo tratando de hacer de cada amigo un artista, muchos que hoy pintan le deben sus primeros intentos y la seguridad para continuar en el arte, a su fraternidad y su desprendimiento en las habilidades de su maestría… él sabía compartir con todos su técnica y su copa.

Quiero recordarlo con sus imágenes de mi hijo niño, a quien él nunca supo ubicar en el presente por haber crecido tanto, aunque se lo explicara una y otra vez. Nunca existió el tiempo ni su transcurrir para él, por eso sus obras no están fechadas.

Quiero recordarlo en su apartamento de la Pequeña Habana, con su reguero y el olor a mineral spirit, con todas sus obras esperando por un comprador. Quiero pensar que aún esta ahí, que el teléfono sonará en cualquier momento en mi casa y será él con una duda sobre mis enfermedades y sus temores ante los diagnósticos.

Quiero pensar que cuando esté cerca de su casa podré ir a verlo. Quiero pensar que como siempre estará ahí, para sus amigos y para mí, y que siempre seré su amiga… a través del espacio, las memorias y la inmensa eternidad que por ahora nos separa.

Marta Cabrera
Julio 25 del 2009